Democracia, futuro, participación, diversidad, colaboración, conocimiento, autonomía, aprender a aprender y persona son algunos de los conceptos que me sugieren cuando me pregunto qué es educación.
La educación nunca ha podido evadirse de su dimensión prescriptiva, es decir, de los valores y finalidades que se establecen en el proceso de enseñanza-aprendizaje, porque su razón de ser es proponer el tipo de estructura, experiencia o práctica considerada la más adecuada para fomentar el desarrollo de un determinado tipo de individuo y sociedad. (Juana Mª Sancho, 2009), y es por ello que no puedo sino entender la educación en un entorno democrático, cuyos valores están siempre en construcción, y no depende tanto de lo logrado o consolidado en el pasado, sino de lo que se hace en presente. Significa por tanto, adquirir conciencia de las deficiencias y de los defectos actuales que estén en nuestro alcance para hacer de la mejora contínua una forma de vida. Por tanto, la sociedad líquida moderna de la que Bauman hace eco, se correspondería por tanto con esta sociedad cambiante, una llamada de acción siempre del presente hacia el presente, en el que estamos invitados a participar, y para abrir la posibilidad de configurar el futuro que está por venir, donde se plantean nuevas exigencias de adaptación a nuestros sistemas educativos.
Se hace necesario por tanto, que el docente esté inmerso en la sociedad que lo rodea, pero siempre ha de indagar cuales son los valores de ésta, cuales de entre ellos desea que la educación refuerce y cuáles quiere modificar o incluso combatir o rechazar.
El rol docente debe conducir al entendimiento del mundo que rodea al alumnado como el primer paso para entenderse mejor a sí mismos, en un viaje no siempre fácil, donde cada uno de los tripulantes debe verse invitado a participar para sentirse parte del trayecto. Porque en definitiva, para mi educar, no es más que capacitar a las personas para ser agentes activos de su vida y en última instancia de la sociedad en la que viven, tanto desde un punto de vista emocional como intelectual. Por tanto creo en la necesidad de la existencia de maestros tanto dentro como fuera de las institucións, líderes que hagan ver con inteligencia y honestidad el respeto hacia la diversidad, que nos devuelvan el espacio para creer en un futuro próximo, donde poder vivir con dignidad.
Me llama la atención el concepto que tienes de enseñanza, de convertir a las personas en agentes activos de su vida desde el punto de vista emocional e intelectual. Me gusta.
ResponderEliminarÓjala fuera cierto en nuestras escuelas y universidades. Las vidas privadas reflejan lo contrario a la inteligencia y honestidad, con respeto hacia la diversidad que escribes en el penúltimo párrafo.
Animo con esta utopía. Yo te apoyo.
Un abrazo.
http://diegoyloli1.blogspot.com/
Gracias Diego por tu comentario. Claro que hay vidas privadas que reflejan lo contrario a la inteligencia y honestidad, pero hay otras muchas que no es así, e igual no salen tanto en los medios. Son ellas las que me inspiran para creer que esto es posible. :)
ResponderEliminarUn saludo