Foto: C. Gómez |
Es la primera vez que escucho tal cosa, pero siempre está bueno tener un día del año, para darle visibilidad a la encomiable labor que se realiza desde esta disciplina: diversa por intentar abarcar objetivos amplios, y díficil porque sus resultados tienen vistas a largo plazo.
La Educación Ambiental, tachada de disciplina "blanda", debido en parte a la falta de mirada estratégica, que deja truncada la evaluación de sus objetivos por falta de financiadores que puedan tener la osadía de creer que el cambio de hábitos y que el fomento de la cultura de la sostenibilidad es posible sin repercusiones económicas negativas.
La Educación Ambiental, en ocasiones vista como la "maría": la limpieza de ríos, los jueguecitos para entretener a los niños con cosas de reciclaje...aquella que sin embargo es capaz de valorar lo desechable, minimizar el impacto y lograr un cambio de paradigma, resituando al ser humano con su medio, enfatizando su dependencia con él, porque de él parte y y de él se abastece.
Destruimos a mayor velocidad que regeneramos, nos alejamos de los puntos que nos abastecen, haciéndonos más dependientes de sistemas energéticos no lo suficientemente eficientes ni limpios, como para no dejar huella, sino todo lo contrario, vaya si la dejamos! pero no se visualiza con la suficiente fuerza como para que seamos conscientes de lo que supone nuestro consumo diario: pérdida de biodiversidad, conflictos bélicos y desigualdades sociales, que nadie en su sano juicio quisiera padecer.
Nos estamos jugando nuestra propia supervivencia, pero no dejo de preguntarme si vale todo en el camino de la evolución, creyéndome que sí tiene un coste la pérdida de cultura y memoria que nos da la naturaleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario